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Juan Carlos Girauta

Deseos de pronta recuperación

¿Acaso nadie recuerda que la tiranía es inseparable de la persona del tirano? Pues nada, hombre, que se recupere, que se recupere.

No apto para mayores empresas, el destartalado Moratinos debería servirle a su admirado Castro el rol de sombrío mensajero que Arias Navarro desempeñó en su día, de forma indeleble, con el Caudillo. Así, nos sería dado ver al ministro sacamuelas, no menos compungido que el carnicerito de Málaga (patrón y guía del comisario político Janli en el franquismo agónico y post mortem) asomarse a la pantalla con este parafraseo de reminiscencias históricas y terminales: "Españoles… Castro… ha muerto… aahhh." Y romper en sollozos de amor y desconsuelo, de nostalgia por una era que se va, de pánico por una libertad que se viene. Resérvenle, sí, el papel a Moratinos y, ya puestos, que emita en exclusiva para el mundo el descenso del tirano a los infiernos.

Hombre de vasta cultura, lo que habrá emocionado a Moratinos al recrear la figura del ensangrentado biraní son los ecos sutiles y exquisitos de Thomas De Quincey y "Del asesinato considerado como una de las bellas artes". Dando cuenta el de Manchester de un atroz club o sociedad londinense, escribe algo que bien podría aplicarse a nuestra progresía: "En vista de sus tendencias le convendría el nombre Sociedad para la Promoción del Asesinato, pero aplicándose un delicado eufemismo, se llama Sociedad de Conocedores del Asesinato. Sus miembros se declaran curiosos de todo lo relativo al homicidio..." Etc.

Coinciden, también aquí, el ministro de Asuntos Exteriores a la Moral y la diletante izquierda abertzale. La interesante persona física que responde por "Moratinos" y la inminente persona jurídica conocida como "Batasuna" compiten en sus "deseos de pronta recuperación" del comandante. Aprendieron a quererle desde la histórica altura cuando el sol de su bravura le puso cerco a la muerte. Pero la muerte, ay, llega inexorable. Y aunque el PP, por boca de Martínez Pujalte, no se la desee explícitamente a Fidel, tampoco hay por qué ocultar que el tiranicidio fue indirectamente aprobado por Santo Tomás. Y menos indirectamente por el padre Mariana y Domingo de Soto. No se la coja, pues, Pujalte, con papel de fumar. Nadie le pide que cante a la ejecución, pero, para los disidentes, lo que va de su recato a los deseos de pronta recuperación es un pasito. Corto, como Moratinos.

Ha sido medio siglo de poder esperpéntico y ejecuciones sumarias, de torturas en cárceles demenciales y discursos de ocho horas, de ejércitos de niños programados y policía política en los barrios, de hambreamiento y prostitución del pueblo, de cárceles para homosexuales y sidosos, de extrañamiento de lo mejor de su país y lecciones magistrales sobre meteorología, agricultura, ganadería, estrategia militar, economía. ¿Acaso nadie recuerda que la tiranía es inseparable de la persona del tirano? Pues nada, hombre, que se recupere, que se recupere.

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