Tras el impecable mensaje del inadecuado emisor uniformado, el primero en disparar ha sido, como siempre, Duran Lleida: apuntando al pianista, le ha exigido explicaciones al PP. Esta pauta de explotación del incidente la va a seguir Bono, que lo aprovecha todo. Duran tiene que ser muy rápido con la insidia porque, si no, no se le vería, ni se le notaría, ni traspasaría. De todas las interrogantes que suscita este parásito político de Pujol heredado por Mas, la mayor tiene que ver con su vestuario: ¿de dónde saca pa tanto como destaca? Nos llamó mercenarios para allanarle el terreno al CAC cuando veían muy fácil cerrar la COPE. Luego llovieron setecientas mil firmas sobre el Parlamento Europeo.
Del mismo modo que se plantaron ante la emisora con Puig y Tardà antes de esconderse en el Congreso de los Diputados, los jóvenes de la extrema derecha separatista se han presentado ahora ante el Gobierno militar de Barcelona para “suspender en democracia” al Ejército español. Ellos, nada menos. Llaman a Mena “pregolpista” y reparten folletos: “Fuera el Ejército Español de los Países Catalanes”.
Todo lo que está ocurriendo, de principio a fin, tiene un responsable que se llama Rodríguez. Su compañero Felipe González lo acaba de retratar. Cuando se rompa la unidad del poder judicial, pregunten por Rodríguez. Cuando para obedecer los Pactos del Tinell se perjudique a los consumidores y se vulnere la competencia, pregunten por Rodríguez. Cuando entreguen su historial médico a la policía lingüística, pregunten por Rodríguez. Cuando se cierre un medio de comunicación, cuando un organismo político-administrativo juzgue la veracidad de opiniones adversas, pregunten por Rodríguez. Pregunten por él cuando Marruecos vea llegada la hora. Y cada vez que Batasuna-ETA dé una rueda de prensa para imponerle condiciones a la democracia.