Dennis Prager
Para los que creen en los valores judeo-cristianos, lo correcto e incorrecto, el bien y el mal, vienen de Dios, no del raciocinio ni del corazón, ni del Estado, ni por mayoría absoluta.
A pesar que la mayoría de universitarios occidentales nunca han oído el caso sobre la necesidad de la moralidad basada en Dios, ya que el punto de vista laico domina la educación moderna y los medios informativos, el caso es tan claro como concluyente: Si no hay una fuente trascendente de moralidad (Moralidad es la palabra que uso como norma para describir el bien y el mal) entonces el bien y el mal se convierten en opiniones subjetivas y no en realidades objetivas.
En otras palabras, si no hay un Dios que diga: "No matarás" entonces matar no es malo. Mucha gente piensa que está mal pero que ésa es su opinión, no un hecho moral objetivo. No hay "hechos" morales si no hay Dios, sólo hay opiniones morales.
Hace algunos años debatí este tema en Oxford con Jonathan Glover, el actual catedrático de Ética en King's College, Universidad de Londres y uno de los principales ateos moralistas de nuestro tiempo. Y como es un hombre de rara honestidad intelectual, me ha reconocido que sin Dios la moralidad es subjetiva. Él es uno de los pocos laicos que lo hace.
Esta es la razón para el relativismo moral: "Lo que yo piense que está bien para mí, está bien; lo que usted piense que está bien para usted, está bien". Esta idea impregna la sociedad moderna. Tener una sociedad laica es la razón principal para que una abrumadora cantidad de personas crea que, por ejemplo: "Lo que usted considera “terrorista” es considerado por otro “luchador por la libertad”; ¿por qué los mejor educados no han sido capaces de ver que, por ejemplo, un Estados Unidos libre es una sociedad más moral que una sociedad totalitaria como la Unión Soviética; ¿por qué? En pocas palabras: Una profunda confusión moral aquejó al siglo XX y continúa en este siglo.
Por eso, el New York Times, la voz del relativismo moral laico, estaba tan asqueado con la afirmación del Presidente Ronald Reagan que la Unión Soviética era "un imperio del mal". El mundo laico, especialmente su izquierda, teme y rechaza el lenguaje del bien y el mal porque sabe a valores religiosos y viola su relativismo moral. Es quizás la mayor diferencia entre Estados Unidos y Europa. Como bien decía el año pasado un artículo del New York Times sobre las diferencias entre europeos y americanos: "Se sabe que los americanos se sienten más cómodos que los europeos con las ideas del bien y el mal, de correcto e incorrecto..." No es sorpresa. Estados Unidos es una sociedad judeo-cristiana; Europa es, en gran medida, laica (y el Partido Demócrata americano, también).
A finales de los años 70, en una entrevista pública en Los Ángeles, pregunté a Arthur Schlesinger Jr., uno de los principales pensadores progresistas laicos de la generación anterior, ganador del Premio Pulitzer e historiador, si podría afirmar que Estados Unidos era una sociedad moralmente superior a la Unión Soviética. Aun cuando repetí la pregunta y aclaré que aceptaría encantado la existencia de buenas personas en la URSS y malas personas en Estados Unidos, él se negó a decirlo.
Una de las razones principales por la que la izquierda aborrece a George W. Bush es su uso del lenguaje moral, como por ejemplo su ampliamente criticada descripción de los regímenes de Corea del Norte, Irán e Irak como "el eje del mal". Esa gente rechaza el pivotal valor judeo-cristiano de la existencia objetiva del bien y del mal; nuestra obligación de hacer semejantes juicios. El laicismo nos ha llevado a la confusión moral lo que finalmente ha desembocado en parálisis moral.
Si usted no puede llamar a la Unión Soviética "imperio del mal" o al régimen iraní, norcoreano o iraquí "eje del mal" usted ha terminado por convertir el término "mal" en innecesario. Por eso, el término no se utiliza en presencia de sofisticada compañía laica, excepto en referencia a aquellos que lo usan (generalmente cristianos creyentes y judíos).
¿El aborto es moralmente malo? Para el mundo laico, la respuesta es: "Eso es algo entre la mujer y su médico". No hay una expresión más clara de relativismo moral: Cada mujer determina si el aborto es moral. Por otro lado, para la persona con valores judeo-cristianos, esto no es entre alguien y alguien más. Es entre la sociedad y Dios. Hasta entre gente creyente que difiere en la interpretación de la voluntad de Dios, nunca es eso de: "entre la mujer y su médico".
Y aquellos que contraatacan estos argumentos de la moralidad basada en Dios con la preguntita "¿El Dios de quién?", la respuesta es: El Dios que reveló Su moral en el Antiguo Testamento, el que judíos y cristianos (y nadie más) consideran como revelación divina.
El más conocido versículo de la Biblia es : "Ama a tu prójimo como a ti mismo" (Levítico 19:18). Es una reflexión de la era secular en la que vivimos que poca gente se da cuenta que ese versículo termina con las palabras: "Yo soy Dios". Aunque totalmente convertido en frase laica para el común de la gente, el más grande de los principios éticos viene de Dios. Sino sería una frase más, sugerida por el ser humano, no más sugerente que decir: "No cruces la calle cuando esté en rojo!"
©2005 Creators Syndicate, Inc.
©2005 Traducción por Miryam Lindberg
Dennis Prager es uno de los periodistas y comentarista radiofónicos más respetados de Estados Unidos, su programa se transmite desde Los Ángeles diariamente desde 1982. Sus artículos aparecen en grandes publicaciones americanas como Wall Street Journal, Los Angeles Times, Townhall y el Weekly Standard.