(Altos representantes autorizados del Gobierno español se pusieron en contacto conmigo hace unas semanas para invitarme a participar en la campaña del referéndum de la Constitución europea. En este soneto explico las razones de haber rehusado tan amable invitación)
Es la Constitución un tocomocho
que perpetró Giscard, el ruin gabacho,
y a mí, para leérmela —qué empacho—,
me falta más de un mes, y si trasnocho.
Ya llevo varios días de eurotocho,
bregando con la prosa de despacho,
y, para ser sincero, ni borracho
puedo pasar la página dieciocho.
Y en lo poco que llevo, me hago un lío;
la leo entre tropiezos y entre atrancos:
será que lo de Europa no es lo mío...
¡Que informen Caffareles y Polancos,
que canten sus bondades Los del Río
y cuenten sus ventajas Los Morancos!