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Juan Carlos Girauta

La campaña ilegal

La mejor defensa de la democracia y de la nación que puede hacer Rajoy es exigir sin descanso y sin excepción el cumplimiento de las leyes y denunciar con todas sus consecuencias cada una de sus violaciones

Lo más desalentador en este trance histórico es la falta de respuesta ante los abusos del poder. La campaña del referéndum es ilegal de arriba abajo, y aunque el PP esté a favor del , debería denunciarla. La ley no se puede estirar y torcer a voluntad, práctica común en esta segunda transición. Si nos acostumbramos a ignorar la letra de la ley violentando su interpretación, entonces en puridad ya no hay ley.
 
No otra cosa subyace en los distintos planes para romper España. La presidenta del Tribunal Constitucional empezó a preparar el terreno anticipando la increíble constitucionalidad de proyectos que cualquiera entiende que contradicen la Carta Magna. ¿O es que ésta no establece la unidad del poder judicial, por ejemplo, o la unidad de la nación española, o su preexistencia a la propia Constitución? Es significativo que el Plan Ibarretxe se plantee formalmente como una reforma estatutaria cuando persigue la reforma constitucional. En el fondo se está llamando a ignorar los cauces de la reforma, a interpretar la ley de leyes como le venga en gana a la nutrida amalgama que se ha conjurado para eludir el gran escollo, el Partido Popular, y, ya puestos, para eliminarlo de la vida política, de los ámbitos de decisión y hasta de la corrección y el buen gusto.
 
Por eso no es baladí que en una serie de televisión aparezcan pintadas contra el primer partido de España, por eso es posible que no tengan que responder los titiriteros que insultaron gravemente a sus dirigentes y a su militancia. Por eso un presentador se permitió llamar en directo al asedio a la sede del PP catalán y una vieja actriz, plantada delante de la misma sede, pudo espetar: “Echemos de una vez a estos carniceros, responsables de la muerte de doscientas personas y de mil quinientos heridos”. Por eso ese director de cine pasado de moda pudo acusarlo impunemente de preparar un golpe de estado ante la prensa internacional aprovechando la presentación de su enésimo bodrio. Por eso al PP se le puede escupir, excluir, injuriar y amenazar. Gratis.
 
La mejor defensa de la democracia y de la nación que puede hacer Rajoy es exigir sin descanso y sin excepción el cumplimiento de las leyes y denunciar con todas sus consecuencias cada una de sus violaciones. Eso es lo que parecía que iba a ocurrir a partir de su primera intervención pública tras las larguísimas vacaciones navideñas que se ha tomado la clase política nacional mientras la clase política antinacional se ponía las botas desconstruyendo la patria a calzón quitado. Pues bien, si se trata de atenerse a las leyes y de velar por su cumplimiento, ahora mismo tienen una oportunidad de oro: denúnciese esta campaña de almíbar envenenado en la que se ponen todos los recursos del márketing, de la producción artística, del blanco y negro, de la música emotiva, del guión y de los personajes de referencia al servicio del sí a Rodríguez. Lo único que falta es la palabra “sí”. Pretender que tal ausencia hace la campaña aséptica es lo mismo que considerar que los anuncios de Audi no persiguen la compra de sus vehículos porque no incluyen la frase textual “Cómprese un Audi”. Es el último insulto de los socialistas: nos tienen por gilipollas.

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