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Daniel Rodríguez Herrera

Supuesta ciencia.com

Los científicos se convierten, en muchas ocasiones, en meros captadores de dinero cuya principal función es convencer a funcionarios de las bondades de sus investigaciones

Hace un par de semanas se hizo público un estudio de la norteamericana Universidad de Brown. Los datos daban para titulares escandalizados y, como quiera que es difícil resistirse a ello, caímos como moscas. Según el estudio, Bolivia o Togo superan a España en administración electrónica, algo que a primera vista resulta chocante. Sin embargo, más sorprendente es aún enterarse que la digital Finlandia o Estonia (que ha suprimido los papeles en un Consejo de Ministros que a veces se reúne por videoconferencia) también está detrás de esos dos gigantes tecnológicos.
 
Las razones de estos resultados es que el estudio es muy, pero que muy malo. Josu Mezo y sus colaboradores de la excelente web Malaprensa han diseccionado a fondo el mismo y encontrado sus errores. Una de las mejores pistas sobre su calidad son los enormes bandazos que sufren algunos países en los resultados de este año con respecto al anterior: por ejemplo, el Vaticano pasa del 9 al 86 y Dominica del 149 al 14. Se supone que visitan todas las ramas de gobierno, pero sólo sale una media de unas 10 páginas por país. Pero eso es una media; los países africanos tienen menos visitas. Por otro lado, pese a asegurar que se ha contado con traductores, las posiciones finales y la descripción en detalle de algunos de los países mejor situados muestra que se presta especial atención a las páginas en inglés: las turísticas, por ejemplo, que tienen poco que ver con la relación del gobierno con los ciudadanos.
 
En resumen: el estudio es una chapuza. Lo que lleva a preguntarnos cómo es posible que una universidad la produzca y que la prensa la digiera sin más. La última parte es sencilla. La mayor parte de los periodistas tiene demasiado poco tiempo para estudiar las notas de prensa y los teletipos de las agencias, están hambrientos de titulares interesantes y muchas veces no tienen suficiente conocimiento sobre el tema que escriben. Es realmente complicado saber cómo está el asunto de la administración electrónica en Togo. Además, hay pocos incentivos para cambiar esta situación. Menos mal que incluso en España empezamos a tener bitácoras para dar collejas cuando lo merezcan.
 
Lo más preocupante es lo de las universidades. Es difícil averiguar la razón que ha llevado a estos dislates en concreto. No obstante, la ciencia lleva muchos años afectada en su calidad por la búsqueda de fondos públicos. Los científicos se convierten, en muchas ocasiones, en meros captadores de dinero cuya principal función es convencer a funcionarios de las bondades de sus investigaciones. De ahí que se dediquen a fabricar titulares que llamen la atención, o nos convenzan de que grandes catástrofes como el calentamiento global son inminentes y necesitamos de su sabiduría con urgencia y grandes fortunas.
 
Daniel Rodríguez Herreraes editor deProgramación en castellano

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