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Las lecciones de la guerra

Cuatro días son los necesarios para trasladar 925 soldados a Irak desde España por avión. Si, además, se tiene en cuenta la misión de aposentación, esto es, la avanzadilla que prepara el terreno al grueso de las fuerzas, el despliegue español en Irak habrá necesitado de un mes para su realización. No es de extrañar, por tanto, que los militares pongan el énfasis en la necesidad de dotar a los ejércitos españoles de capacidad de proyección.

La proyección, es decir, la capacidad de enviar tropas a teatros de operaciones remotos o alejados del suelo patrio, ya fue una lección que los europeos sacaron cuando la guerra de 1991. Francia lo vio muy claro: se vio forzada a emplear su portaaviones Clemençeau como porta-camiones, dada la ausencia de buques de alcance estratégico para el envío del material para los 10 mil soldados con los que contribuyó a la operación “Tormenta del Desierto”.

En ese sentido, las lecciones que ahora se quieren extraer en las Fuerzas Armadas españolas llevan una década de retraso atribuible no sólo a la ausencia de una voluntad política auténticamente modernizadora de los ejércitos, sino también al gusto militar de invertir en programas y sistemas de armas tradicionales y muchas veces obsoletos. No importa que los carros Leopardo no puedan transportarse, por ejemplo, para comprometerse con una factura billonaria por décadas.

La proyección es un requisito, pero no es la condición suficiente. Al fin y al cabo, el envío de tropas puede hacerse por muchos medios, incluido el recurso a compañías privadas. Lo verdaderamente importante es sostenerse en el terreno durante el tiempo que sea necesario. Y esto exige una capacidad logística que, hoy por hoy, sigue siendo una carencia estratégica de nuestras Fuerzas Armadas.

La Armada aboga por construir un buque de desplazamiento rápido de gran tonelaje; Aire aspira a transportes medios y de largo alcance. Pero como han descubierto los norteamericanos y británicos, si el Ejército de Tierra no se aligera sin perder letalidad, seguirá sin poder moverse. También tiene que transformarse la logística, hoy muy pesada y larga.

Colmar estas carencias estratégicas, pues, no es solo cuestión de adquirir tal o cual medio. Los ejércitos tienen que repensar los medios adecuados para su proyección, sostenibilidad y asumir la verdadera lección del Irak del 2003: que las guerras se ganan con un ritmo de maniobra muy alto. Hay que llegar, pero hay que avanzar mucho en muy poco tiempo.

GEES: Grupo de Estudios Estratégicos

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