La distinción es útil. En el País Vasco hay dos tipos de partidos y de personas. Más o menos se distribuyen mitad por mitad. Por un lado están los nacionalistas, esto es, los que consideran que la nación vasca debe ser independiente y constituir un Estado propio. Por otro lado, están los vascos que se saben españoles y quieren seguir con la actual Constitución de España. Las etiquetas podrían ser nacionalistas y españoles. En el uso corriente, ante el tabú de todo lo español, se prefiere decir que los que no son nacionalistas, son “constitucionalistas”. El palabro resulta forzado. Será mejor reservarlo para los expertos en Derecho Constitucional. Lo que tienen de común el PP y el PSOE en el País Vasco es que son partidos españoles, como en el resto del país. Se es español si se quiere serlo. No es incompatible ser vasco y español, como ser andaluz y español. El problema es que hay españoles que evitan esa etiqueta, como si fuera un insulto o un baldón. De ahí que digan “ciudadanos”. Una vez más, mi queja va a servir de poco. Los “constitucionalistas” seguirán siendo los no nacionalistas en el País Vasco. Qué le vamos a hacer.
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