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El factor islamista

El rey Mohamed VI anunció a su llegada al trono que tomaría medidas de democratización para el reino. Daba a entender que el pueblo tendría su turno de voz, y acaso de voto. El monarca no ha tomado, aún, medidas de ese tipo, pero una parte del pueblo esta influyendo en la política, a lo menos exterior, del gobierno del rey. La acción sobre la isla Perejil y esta semana las declaraciones sobre Ceuta y Melilla parecen indicar que algo ha sucedido en Marruecos.

Demográficamente se ha producido un desplazamiento de población. La larga sequía que ha sufrido el reino ha hecho que masas rurales se desplacen, en busca de subsistencias, a las ciudades, creándose así una población ciudadana muy marginalizada y numéricamente importante. Terreno que ha sido ocupado por las organizaciones islamistas de beneficencia, es como actúan siempre estos musulmanes ortodoxos. En el campo la dispersión no permite una labor misionera islamista eficaz, en los barrios superpoblados y miserables la captación es cosa fácil. El resultado es que las masas de islamistas han crecido de un modo impresionante, lo que les permite ejercer una fuerte y eficaz presión sobre las autoridades.

El organismo legal de los islamistas no se llama en vano Partido de la Justicia y el Desarrollo. Sin duda se han apercibido que lo que más faltaba en Marruecos es la Justicia y el Desarrollo. Todo partido serio ofrece siempre aquello de lo que carece el pueblo. El régimen alauita es autoritario y la economía no parece funcionar bien. El padre de Mohamed ayudó a los islamistas y su hijo siguió con la misma política. El programa de todas las organizaciones y movimientos islamistas contiene como punto fundamental restaurar y extender el Islam, lo que implica, en un primer momento, recuperar tierras de las que fueron expulsados los musulmanes en el pasado. En el caso de los ortodoxos de Marruecos, Ceuta, Melilla y sus alrededores como primer paso.

Como el rey no puede dar ni Justicia, ni Desarrollo, les ofrece el principio de la "reconquista" de tierras perdidas. Así, el problema se desplaza del interior del país a las fronteras. Y responde así al llamamiento del Partido de la Justicia y el Desarrollo que pedía hace unos días (el 18 de julio) una marcha verde para "liberar" los "territorios ocupados" de Ceuta, Melilla y las islas. El monarca dice que se recuperarán los "territorios" con la ayuda de los países árabes, como lo hacen con el problema de Palestina. Para Mohamed y los islamistas, Gaza, Ceuta y Melilla son el mismo combate. Puede que sea una astucia del rey eso de internacionalizar sus problemas, pero para los islamistas no es una astucia. Para los ortodoxos musulmanes esos problemas no son locales, el asunto es mucho más amplio, más profundo y más grave.

Las últimas declaraciones del rey Mohamed VI nos dicen que, por las razones que sean, la estrategia del rey es la misma que la de los islamistas, a lo menos en este problema. Cabe la duda de si se trata en su caso de nacionalismo o de islamismo. Lo que venga nos lo dirá.

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