L D (Agencias) Mucho más suave, Maragall abogó este viernes por la mediación, después de que el Gobierno central pidiera abordar este tema desde la serenidad y la reflexión. La polémica surgió este jueves cuando Maragall anunció su intención de recurrir ante los tribunales la presentación por parte del Gobierno español ante la UE de dos ejemplares idénticos de la Constitución Europea, uno con las siglas de la Comunidad Valenciana y otro con las de Cataluña. Horas más tarde, Maragall afirmó que "antes que recurrir a acciones muy extremas" como la vía judicial, "recurriría a todo tipo de mediaciones".
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se mostró por la mañana convencido de que Maragall reflexionaría sobre su anuncio de recurrir a los tribunales ya que "las lenguas han de servir para entenderse y no para fomentar ningún tipo de enfrentamiento". Además, justificó la presentación de los cuatro textos (presentados por las Comunidades Valenciana, de Cataluña, País Vasco y Galicia) con tres traducciones (son iguales las dos primeras "de la primera a la última palabra", según él) y se remitió a lo fijado en la Constitución Española y en los Estatutos de Autonomía.
Maragall cree ahora que Zapatero ha puesto "las cosas en su sitio"
Maragall asegura en un nuevo comunicado que las palabras de José Luis Rodríguez Zapatero "ponen las cosas en su sitio". Maragall "celebra" que Zapatero "haya dejado claro" que los cuatro documentos entregados en Bruselas corresponden a tres lenguas "el catalán o catalán/valenciano, el gallego y el vasco" y asegura que la actuación del presidente del Gobierno "ha sido en todo momento la que ha demostrado en otros terrenos: resolutiva y decidida". "Ha roto con 25 años de pasividad en el tema del catalán en Europa", añade. En el comunicado, Maragall sostiene que "la responsabilidad del contrasentido de la existencia de dos versiones idénticas de la Constitución Europea como si se tratara de dos lenguas diferentes recae en el Gobierno de la Comunidad Valenciana, que se niega a admitir los dictámenes científicos sobre la materia".
Maragall ha insistido en que tanto Rodríguez Zapatero como él "damos por cerrado este tema, pero dudo que no haya otros que quieran mojar pan, por un lado o por otro".
En todo caso, la decisión del Gobierno central ha causado fuerte malestar en el tripartito y otros partidos catalanes. Así, el vicepresidente de la Generalidad Josep Bargalló (ERC), la tachó de "cobarde" y la atribuyó a las presiones de la Generalidad Valenciana, en tanto que el consejero de Relaciones Institucionales, Joan Saura (IC-V), dijo que la decisión de Zapatero "legitima la acción del Gobierno valenciano para romper la unidad del catalán". El presidente del PP catalán, Josep Piqué, aseguró, en cambio, que la reacción de Maragall es "absolutamente desmesurada".
Desde la Generalidad Valenciana, su presidente, Francisco Camps, calificó de "injerencia" la reacción inicial de Maragall y agradeció que el Gobierno haya hecho "un cumplimiento exhaustivo de la Constitución y del Estatuto de Autonomía".
El presidente del PP, Mariano Rajoy, consideró que esta polémica se debe a que Zapatero "no fija con claridad las reglas de juego y al final tiene los problemas encima de la mesa" y precisó que "querer quedar bien con todo el mundo y dar largas a los problemas lleva, al final, a esta situación".
Desde la Generalidad Valenciana, su presidente, Francisco Camps, calificó de "injerencia" la reacción inicial de Maragall y agradeció que el Gobierno haya hecho "un cumplimiento exhaustivo de la Constitución y del Estatuto de Autonomía".
El presidente del PP, Mariano Rajoy, consideró que esta polémica se debe a que Zapatero "no fija con claridad las reglas de juego y al final tiene los problemas encima de la mesa" y precisó que "querer quedar bien con todo el mundo y dar largas a los problemas lleva, al final, a esta situación".