L D (EFE) El juez de vigilancia penitenciaria autorizó este permiso ordinario el 13 de mayo del 2003, aunque el mismo quedó en suspenso durante catorce meses, por un intento de violación presuntamente cometido el 28 de marzo del mismo año mientras Jiménez gozaba de otra autorización de salida.
Las diligencias por este hecho se abrieron por un presunto delito de amenazas, la causa se archivó y el juez de vigilancia penitenciaria levantó la suspensión de los dos permisos programados para el 2004: el que inició el pasado lunes 4 de octubre y que acabó con su detención por cometer dos presuntos delitos de asesinato, y el que debía disfrutar el próximo mes.
Resulta relevante que estos dos permisos ordinarios para cumplir en 2004 fueran concedidos por el juez de vigilancia penitenciaria, y con el visto bueno de la fiscalía, en base a un informe favorable de la junta de tratamiento del 20 de marzo de 2003, año y medio antes de que se hicieran realmente efectivos y cuando la situación personal del recluso podía haber variado sustancialmente durante este periodo de tiempo y, de hecho, así fue.
Este informe del 2003 estimó que Pedro Jiménez presentaba "una buena evolución" en el programa de tratamiento específico para delincuentes sexuales e informaba de que el recluso había efectuado dos salidas programadas "sin ninguna incidencia". Asimismo, destacaba que Jiménez tenía "una conducta adaptada a la normativa regimental" y presentaba una "adecuada implantación en las actividades" del centro, donde era un asiduo del equipo de fútbol y realizaba tareas de oficina y lavandería.
Las diligencias por este hecho se abrieron por un presunto delito de amenazas, la causa se archivó y el juez de vigilancia penitenciaria levantó la suspensión de los dos permisos programados para el 2004: el que inició el pasado lunes 4 de octubre y que acabó con su detención por cometer dos presuntos delitos de asesinato, y el que debía disfrutar el próximo mes.
Resulta relevante que estos dos permisos ordinarios para cumplir en 2004 fueran concedidos por el juez de vigilancia penitenciaria, y con el visto bueno de la fiscalía, en base a un informe favorable de la junta de tratamiento del 20 de marzo de 2003, año y medio antes de que se hicieran realmente efectivos y cuando la situación personal del recluso podía haber variado sustancialmente durante este periodo de tiempo y, de hecho, así fue.
Este informe del 2003 estimó que Pedro Jiménez presentaba "una buena evolución" en el programa de tratamiento específico para delincuentes sexuales e informaba de que el recluso había efectuado dos salidas programadas "sin ninguna incidencia". Asimismo, destacaba que Jiménez tenía "una conducta adaptada a la normativa regimental" y presentaba una "adecuada implantación en las actividades" del centro, donde era un asiduo del equipo de fútbol y realizaba tareas de oficina y lavandería.
Detenido cada vez que salía de prisión
Seis días después de emitirse ese informe, Jiménez salía a la calle merced a un permiso anterior que había solicitado hasta en cuatro ocasiones durante 2002 y que, tras ser denegado reiteradamente por el juez de vigilancia penitenciaria, finalmente fue concedido tras recurrirlo ante la Audiencia de Barcelona. En ese permiso de tres días, que Jiménez inició el 26 de marzo de 2003, acabó siendo detenido por la policía después de que presuntamente intentara agredir sexualmente a otra mujer, cuyos gritos alertaron a los vecinos y provocaron la huida del preso.
Seis días después de emitirse ese informe, Jiménez salía a la calle merced a un permiso anterior que había solicitado hasta en cuatro ocasiones durante 2002 y que, tras ser denegado reiteradamente por el juez de vigilancia penitenciaria, finalmente fue concedido tras recurrirlo ante la Audiencia de Barcelona. En ese permiso de tres días, que Jiménez inició el 26 de marzo de 2003, acabó siendo detenido por la policía después de que presuntamente intentara agredir sexualmente a otra mujer, cuyos gritos alertaron a los vecinos y provocaron la huida del preso.
Sin embargo, estos no han sido los únicos incidentes protagonizados por el presunto asesino en los permisos ordinarios de los que ha disfrutado. El 29 de febrero de 1992, Jiménez, que estaba cumpliendo condena en la cárcel de Quatre Camins por un delito de abusos deshonestos y otro de intento de violación, aprovechó un permiso de cinco días para atracar a punta de navaja a una mujer a la que robó 83.000 pesetas.
El 24 de abril del mismo año, el presunto homicida salió de nuevo de la cárcel para disfrutar de otro permiso, pero esta vez fue aún más lejos y cometió tres atracos y una violación por el que fue condenado a 30 años de prisión. Aquella espiral delictiva le costó diez años privado de permisos ordinarios, hasta que instituciones penitenciarias le volvió a dar una nueva oportunidad de reinsertarse que, al parecer, ha desperdiciado.
El 24 de abril del mismo año, el presunto homicida salió de nuevo de la cárcel para disfrutar de otro permiso, pero esta vez fue aún más lejos y cometió tres atracos y una violación por el que fue condenado a 30 años de prisión. Aquella espiral delictiva le costó diez años privado de permisos ordinarios, hasta que instituciones penitenciarias le volvió a dar una nueva oportunidad de reinsertarse que, al parecer, ha desperdiciado.