(Libertad Digital) Segunda entrega en El Mundo del libro de Casimiro García Abadillo 11-M, La Venganza. Las miras se centran cada vez más en el país marroquí a la hora de descubrir quién estuvo detrás de los atentados de Madrid.
En primer lugar, cuenta que el jefe de la policía marroquí, el general Laanigri, enseñó el 28 de marzo –más de dos semanas después de los atentados– un papel a su homólogo Agustín Díaz de Mera en el que se leía: "Estación de Alcalá. 7 de la mañana". Según se dijo, la nota fue incautada a un joven marroquí que acababa de ser detenido. Díaz de Mera no pudo hacer pública esta información porque el general Laanigri le dijo que era una detención "secreta". Curiosamente, este jefe de la policía olvidó mencionar a las autoridades españolas que también habían detenido a un primo del terrorista El Chino.
Además, el periodista desvela que pocos meses después de que José María Aznar ganara por mayoría absoluta las elecciones de 2000, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, mantuvo una tensa reunión el rey de Marruecos en su visita al país vecino. En el encuentro, Mohamed VI advirtió a Piqué, “en tono amenazador”, que nuestro país “no tenía de momento problemas con el terrorismo islámico, pero que esa era una posibilidad que no había que descartar en el próximo futuro”. Piqué tuvo que escuchar durante casi una hora sus reproches hacia la política española en los temas más diversos: petición de sanciones de la UE por la no renovación del acuerdo pesquero; inflexibilidad en el contencioso del Sáhara; endurecimiento de la Ley de Extranjería...al rey también le molestaba el trato que recibía su persona en la prensa española.
A partir de esa fecha las relaciones Madrid-Rabat empeoraron hasta el punto de que el embajador marroquí abandonó España en octubre de 2001. El enfrentamiento no tuvo consecuencias peores gracias a la mediación de EEUU en julio de 2002 después de que soldados de Mohamed VI invadieran el islote de Perejil. Finalmente, España logró recuperar su soberanía sobre el islote, pero los servicios secretos de nuestro país no se fiaban. Por ello, se mantenían alerta sobre lo que denominaron “la venganza del moro”.
Los temores de Moratinos
Preguntado por esta información, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, dijo este lunes por la mañana la importancia de tener la mejor relación posible con Marruecos para que España y su vecino magrebí puedan luchar contra el terrorismo. “Lo que vuelvo a señalar es que es muy importante hablar con Marruecos y tener la mejor relación con Marruecos porque precisamente con el diálogo y la cooperación es como mejor podemos luchar contra el terrorismo", afirmó el jefe de la diplomacia en Bruselas. No es la primera vez que Moratinos hace este tipo de declaraciones. El 15 de julio, el ministro de Exteriores no dudó en afirmar que si no se alcanza una solución aceptable sobre el Sahara para todas las partes “seguiremos teniendo situaciones como la que vivimos el 11 de marzo en Madrid”.
La fuente de El Mundo
A finales del mes de mayo de 2004 comenzaron a llegar a la sede de el diario El Mundo una serie de cartas a la atención de su director, Pedro J. Ramírez. El informante apelaba a un supuesto amigo, "A. M.", analista del CNI en el Magreb, para filtrar sus tesis sobre los atentados. Según decía la misiva, tras el incidente de Perejil los servicios secretos españoles esperaban una respuesta por parte marroquí. "La venganza del moro", la llamaban. "Cuando se produjeron los atentados, A. M. pensó inmediatamente que se trataba de la temida venganza, y así lo transmitió a su jefe de sección: "¡Es la venganza del moro! ¡Es un golpe de Estado!".