L D (EFE) En el relato de los hechos, Blanco explicó que en torno a las 10.30 horas el presidente de la comunidad de vecinos de la finca donde trabaja Garrudo llamó a la Policía para informar de que el empleado había visto a tres sospechosos y ofreció la matrícula de la furgoneta. Inmediatamente la Policía de Alcalá comprobó que el vehículo había sido robado en febrero en esa localidad y agentes de Policía Científica se desplazaron al lugar para llevar a cabo una inspección exterior, sin encontrar nada anómalo.
No obstante, el comisario pidió un equipo de los TEDAX, pero la Brigada Provincial de Información envió en primer lugar dos perros, que tampoco detectaron nada en el exterior de la furgoneta, por lo que se forzó la puerta trasera y uno de los canes tampoco localizó nada extraño en el interior. En ese momento, Blanco dispuso el precinto de la furgoneta y su trasladado a la comisaría para una mejor inspección, pero recibió la orden de llevarla en una grúa a Moratalaz —a las dependencias de la Brigada Provincial de Información— si bien poco después le volvieron a ordenar que fuera trasladada a Canillas, sede de las comisarías generales, donde llegó entre las 15.15 y las 15.30 horas.
Precisó que él mismo decidió que no se hiciera una inspección más exhaustiva en el lugar donde estaba estacionada para que no se borraran posibles huellas, toda vez que la furgoneta podría estar relacionada con los atentados en los trenes.
Desde el primer momento los responsables policiales de Alcalá trabajaron con la hipótesis de que ETA era la autora de los atentados porque, según Blanco, "no teníamos ningún motivo para sospechar que no era" y porque en fechas anteriores la banda había intentado cometer acciones terroristas con mochilas. El hecho de que la furgoneta no llevara las placas de matrícula dobladas no suscitó dudas sobre la posible autoría de ETA porque "en la forma de actuar de cualquier banda terrorista, cualquier cosa es posible", subrayó Blanco.
El comisario relató a los comisionados que no fue hasta las siete de la tarde cuando le informaron telefónicamente del hallazgo de los detonadores y de la cinta y agregó que en ese momento le pidieron que, además de la autoría de ETA, tuvieran en cuenta la posible participación de alguna persona de raza árabe. Según dijo, en ningún momento de ese día él tuvo información de que la pista de ETA hubiera sido descartada.
Blanco detalló que su labor en Comisaría en los días posteriores al atentado fue la de buscar testigos —dijo que encontraron "bastantes"— que pudieran aportar algún dato relevante, pero aclaró que los interrogatorios a esas personas los llevó a cabo la Brigada Provincial de Información.
Durante la declaración del comisario, el portavoz socialista Alvaro Cuesta le entregó un papel con dos nombres para que le confirmase si estaban entre los testigos encontrados, hecho que confirmó el compareciente. El portavoz del PP Jaime Ignacio del Burgo criticó esa actitud y llegó a plantear la posibilidad de que Cuesta hubiera tenido acceso a papeles sometidos a secreto sumarial, comentario que retiró después de la protesta del parlamentario socialista. En cualquier caso, Del Burgo aprovechó su segundo interrogatorio para concluir que la comparecencia de Blanco demuestra que "el Gobierno no mintió".
No obstante, el comisario pidió un equipo de los TEDAX, pero la Brigada Provincial de Información envió en primer lugar dos perros, que tampoco detectaron nada en el exterior de la furgoneta, por lo que se forzó la puerta trasera y uno de los canes tampoco localizó nada extraño en el interior. En ese momento, Blanco dispuso el precinto de la furgoneta y su trasladado a la comisaría para una mejor inspección, pero recibió la orden de llevarla en una grúa a Moratalaz —a las dependencias de la Brigada Provincial de Información— si bien poco después le volvieron a ordenar que fuera trasladada a Canillas, sede de las comisarías generales, donde llegó entre las 15.15 y las 15.30 horas.
Precisó que él mismo decidió que no se hiciera una inspección más exhaustiva en el lugar donde estaba estacionada para que no se borraran posibles huellas, toda vez que la furgoneta podría estar relacionada con los atentados en los trenes.
Desde el primer momento los responsables policiales de Alcalá trabajaron con la hipótesis de que ETA era la autora de los atentados porque, según Blanco, "no teníamos ningún motivo para sospechar que no era" y porque en fechas anteriores la banda había intentado cometer acciones terroristas con mochilas. El hecho de que la furgoneta no llevara las placas de matrícula dobladas no suscitó dudas sobre la posible autoría de ETA porque "en la forma de actuar de cualquier banda terrorista, cualquier cosa es posible", subrayó Blanco.
El comisario relató a los comisionados que no fue hasta las siete de la tarde cuando le informaron telefónicamente del hallazgo de los detonadores y de la cinta y agregó que en ese momento le pidieron que, además de la autoría de ETA, tuvieran en cuenta la posible participación de alguna persona de raza árabe. Según dijo, en ningún momento de ese día él tuvo información de que la pista de ETA hubiera sido descartada.
Blanco detalló que su labor en Comisaría en los días posteriores al atentado fue la de buscar testigos —dijo que encontraron "bastantes"— que pudieran aportar algún dato relevante, pero aclaró que los interrogatorios a esas personas los llevó a cabo la Brigada Provincial de Información.
Durante la declaración del comisario, el portavoz socialista Alvaro Cuesta le entregó un papel con dos nombres para que le confirmase si estaban entre los testigos encontrados, hecho que confirmó el compareciente. El portavoz del PP Jaime Ignacio del Burgo criticó esa actitud y llegó a plantear la posibilidad de que Cuesta hubiera tenido acceso a papeles sometidos a secreto sumarial, comentario que retiró después de la protesta del parlamentario socialista. En cualquier caso, Del Burgo aprovechó su segundo interrogatorio para concluir que la comparecencia de Blanco demuestra que "el Gobierno no mintió".