(Libertad Digital) Mientras Gobierno y oposición siguen mostrando sus reticencias a la creación de una comisión de investigación, bajo la excusa de no interferir en el trabajo de los jueces, este miércoles se conoce un nuevo episodio en la serie de agujeros negros sobre la investigación de los atentados islamistas del 11 de Marzo en Madrid.
El diario El Mundo desvela que Rafá Zhueir, uno de los confidentes policiales acusados de proporcionar los explosivos a los terroristas del 11-M, pasaba información a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, que dirige el coronel Félix Hernando. Este mando trabajó a las órdenes directas de Rafael Vera, ex secretario de Estado de Interior Rafael Vera en el Gobierno de Felipe González –en aquél último Gobierno figuraba también Alfredo Pérez Rubalcaba–.
El coronel Hernando, que está imputado por la Audiencia Nacional por malversación de fondos y delitos monetarios, habría viajado hasta Ginebra para entregar a las mujeres de José Amedo y Michel Domínguez maletines con 50 millones de pesetas. Según el sumario de juez Garzón, Hernando, junto a Machín y De Justo, intentaron "comprar el silencio de Amedo y Domínguez y pagarles por los servicios prestados" mientras permanecían en prisión.
Zhueir ha enviado una carta al Rey y al presidente Rodríguez Zapatero en la que admite que conoce al ex minero Emilio Suárez Trashorras –otro de los confidentes policiales implicados en el 11-M–, pero afirma que él se limitó a poner en contacto a los dos grupos (el terrorista Jamal Zougam y Trashorras) y que siguió investigando "durante casi cinco meses" para la Guardia Civil para saber a qué se dedicaban todos sus miembros.
Este mismo miércoles, el ministro del Interior, José Antonio Alonso, fue preguntado en Telecinco sobre la polémica de los confidentes policiales y cuándo supo él de su existencia. Su respuesta, recuerda tiempos pasados: "Lo supe al mismo tiempo que el resto de la ciudadanía, porque yo no entro en cuestiones operativas". Es decir, se enteró el jueves 29 de abril cuando lo publicó el diario El Mundo. Y añadió: "Si había confidentes lo tiene que investigar la Policía o la Guardia Civil. Aquí hay que investigarlo todo, pero los políticos no podemos meternos a investigar cuestiones que corresponden a los profesionales".
Esto supondría que Alonso no fue informado (o no quiso ser informado) por su subordinado más inmediato, el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho. Según informó la agencia EFE, una mujer familiar de Suárez Trashorras, informó el viernes 23 de abril en la cárcel donde éste se encuentra tras visitarle que el ex minero un confidente de la policía. Por "vía penitenciaria" esta información llegó el mismo viernes hasta Antonio Camacho, que dio cuenta de la misma a algunos mandos policiales, pero no al entonces director general. Fueron pues, los subordinados los que se lo trasladaron a Agustín Díaz de Mera. El ya ex director general de la Policía se mostró sorprendido el 29 de abril de que Interior anunciara ese día que abría una investigación sobre algo que ya conocía desde hace casi una semana.
Así, el viernes 30 de abril El Mundo abrió su portada: "Alonso sabía cuando atacó a Acebes (el 27 de abril) que los cómplices del 11-M eran confidentes".