(Libertad Digital) Una palabra, Titadine, pronunciada al teléfono y en el momento justo por un agente de la lucha antiterrorista hacía a ETA responsable de la matanza. La maniobra no había hecho más que empezar.
El ya ex presidente del Gobierno José María Aznar preparaba su retirada. Dejaba el poder voluntariamente con la seguridad de que su partido ganaría las elecciones. Hasta el PSOE atendía sólo a si el PP ganaría por mayoría absoluta o tendría que pactar. Aznar podía exhibir unos excelentes resultados económicos y había conseguido debilitar el principal azote del país: el terrorismo etarra. Las Fuerzas de Seguridad tenían preparado un gran golpe para la noche del viernes 12 de marzo que acabara con el grueso de la cúpula ETA y pondría la guinda al final de la presidencia de Aznar. Lo que sucedió el 11-M dio al traste con todo.
El CNI, los servicios secretos dirigidos por Dezcallar, tenía pruebas de que ETA iba a utilizar teléfonos móviles como iniciadores de bombas para cometer atentados, por ello al principio nadie dudó de la autoría del atentado del 11-M. Tal y como publicó Libertad Digital, todo apuntaba a ETA. Sin embargo, cuando la Policía investigó a los etarras que iban a detener al día siguiente, todos estaban en su sitio y ninguno de ellos había podido ser el autor de la masacre.
Pero lo que indujo al Gobierno a asegurar la autoría de ETA fue una equivocación con el tipo de explosivo empleado en la matanza. Según El Mundo, un miembro de los Cuerpos de Seguridad informó por teléfono desde el lugar del atentado, de viva voz, que el explosivo era Titadine, el que utiliza habitualmente ETA. Según el periódico, este error tuvo que ser premeditado para tender una trampa al Gobierno, ya que ningún experto en explosivos podría confundir nunca Titadine con Goma 2 porque hasta los olores que provocan al explotar son completamente diferentes. La primera pista falsa provocaba que el ministro del Interior, Ángel Acebes, actuara ante los medios de comunicación con lógica. ETA quería atentar y el explosivo de la matanza tenía su firma. Era imposible pensar en otra cosa.
La aparición de Otegi y el veto a la Guardia Civil
Mientras el Gobierno reafirmaba la autoría de ETA, aparece Arnaldo Otegi insinuando, tras haberse asegurado previamente en una conversación telefónica con alguien de su entorno, que no contempla "ni como mera hipótesis" que la organización terrorista fuera la autora de los atentados y pone en marcha, recordando la guerra de Irak, la pista islamista.
Según "El Mundo", cuando la pista del terrorismo islámico cobra fuerza, un grupo de mandos policiales y agentes del CNI próximos al Partido Socialista, informaron a sus dirigentes de los detalles de la investigación y lograron que cambiara de manos para tener su absoluto control, dejando a un lado a la Guardia Civil. El PSOE obtuvo así información de primera mano, incluso antes que el propio Gobierno, lo que les permitió utilizarla contra José María Aznar. Según el periódico, los socialistas conocían la existencia de la furgoneta blanca hallada en Alcalá de Henares antes que el propio CNI. En revisar la furgoneta se tardaron casi seis horas con la excusa de que la policía no tenía TEDAX (Técnicos en Desactivación de Explosivos) disponibles, aunque, la Guardia Civil ofreció sus servicios, los GEDEX, que fueron sorprendentemente rechazados.
La furgoneta, una Renault Kangoo, fue robada en Cuatro Caminos el 28 de febrero. El perro que la inspeccionó no halló explosivos, ni tampoco los funcionarios de la comisaría de Alcalá. Sin embargo, la inspección llevada a cabo en la Comisaría General de Policía Científica, (ubicada en el barrio madrileño de Canillas, distrito de Hortaleza), encuentra debajo de uno de los asientos una bolsa con siete detonadores y una cinta con versos del Corán. Lo que no cuadra, según argumenta "El Mundo", es que terroristas islámicos capaces de cometer semejante masacre se estén iniciando en los principios del Islám, se supone que ya los conocen perfectamente. El autor del reportaje, Fernando Múgica pone un ejemplo revelador: es como si el IRA llevara un catecismo.
Una bolsa con bomba y teléfono en la comisaría de Vallecas
Otra de las pistas más extravagantes de la investigación es la misteriosa bolsa con una bomba conectada a un teléfono móvil aparecida en la comisaría de Vallecas, la única que no explotó. Los artificieros destruyeron inmediatamente mediante explosiones controladas todas las bombas sin estallar que encontraron en los vagones de los trenes de la masacre, haciendo desaparecer las pruebas materiales que facilitarían el esclarecimiento de los hechos. Según el diario también intentaron destruir la bomba de la bolsa de Vallecas, pero finalmente fue desactivada, obteniendo las pistas que facilitarían las primeras detenciones. En ella se encontró un teléfono móvil que llevó directamente a Jamal Zougam, un marroquí que regenta un locutorio en Lavapiés. Zougam es conocido por la Policía y los servicios secretos de varios países por ser un delincuente común que roba teléfonos, trafica con tarjetas prepago con las muchos comparadores podían llamar gratis a Marruecos (por unas 30.000 pesetas en un solo pago) y además, figura en el sumario del juez Baltasar Garzón sobre el 11-S, la masacre de Manhattan.
Otra tarjeta de un teléfono móvil hallado en una mochila que no explotó era de fabricación francesa, con lo que se reactivó con fuerza la hipótesis de ETA. El viernes por la tarde el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, volvía a atribuir a la banda terrorista los atentados aunque mantuviera abiertas otras vías. Contaba con la información de expertos en terrorismo islámico que descartaban a Al Qaeda porque esta organización nunca reivindica sus atentados antes de que transcurra un mes y medio de haberlos cometido, no roban furgonetas, sino que las compran o alquilan, ni reclutan delincuentes comunes fichados por la Policía o personas que no pertenecen a la comunidad islámica, como el ex minero español detenido. En resumen, era una chapuza que no cuadraba.
Pero la tarjeta no estaba relacionada con ETA, sino con Zougam. El viernes por la noche nadie se atrevía ya a sostener la hipótesis de ETA y se detuvo la operación contra la cúpula etarra. Según relata "El Mundo", la juez francesa antiterrorista Le Vert llamó a un alto cargo del PSOE para decirle que los expertos franceses descartaban a ETA. El socialista receptor de la llamada, que estaba en un restaurante, pidió una botella del mejor champán de la casa y brindó "¡Hemos ganado las elecciones!". Es la versión de un camarero que atendía esa mesa y no es la primera vez que aparece mencionada.
Los servicios de inteligencia de EEUU e Israel, rechazados
Mientras, los servicios de inteligencia más preparados del mundo, como el FBI o Israel, ofrecían su colaboración a los investigadores españoles, pero fueron rechazados sistemáticamente. Ni siquiera se aceptó la ayuda de los especialistas israelíes en medicina forense para investigar si había terroristas suicidas en los atentados, algo que ellos saben con sólo echar un vistazo porque los atentados con kamikaze son el primer azote de sus Fuerzas de Seguridad.
En Washington están que arden en esos momentos. Ya habían avisado a las autoridades españolas de que se preparaba un gran atentado en Europa y habían pedido que se reforzara la seguridad, algo que se hizo en Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia, pero no en España. También Israel había avisado a España hacía un año de que integristas islámicos preparaban un atentado en Madrid, pero tampoco se les hizo caso. Sin embargo, rápidamente los investigadores españoles empiezan a resolver la trama y detienen a los supuestos autores, cuyos cerebros, por cierto, están muertos.
La inteligencia internacional no da crédito a que todos los implicados en los atentados estén relacionados entre sí y hayan dejado tantísimas pistas y tan simples como las llamadas telefónicas entre sí. Según el modus operandi de los islamistas (y de la mayoría de los grupos terroristas con cierta organización) los que ejecutan los atentados no tienen nada que ver con los que los planean, y mucho menos se llaman por teléfono antes y después. Son como departamentos estancos que hacen de dique a un posible efecto dominó de detenciones. Si no se conocen no pueden delatarse. Tampoco entienden muy bien que ficharan a un español, el ex minero José Emilio Suárez Trahorras, para conseguir la dinamita, considerado por los que le conocen, según destaca “El Mundo”, como un perturbado mental y relacionado con el tráfico de drogas. Además, la furgoneta en la que supuestamente se trasladaron los explosivos desde Asturias sólo había recorrido 200 kilómetros desde que la robaron. Imposible pues, el viaje a Asturias. La única relación de Suárez Trahorras con los atentados son dos cartuchos de dinamita Goma 2 ECO encontrados en la mochila de Vallecas. Pero en las fotografías distribuidas con el contenido de la bolsa no hay ningún cartucho. Sólo una “masa gelatinosa”, sin cobertura alguna.
La extraña detención de Jamal Zougam
Otra de las pruebas dudosas es la del trozo del móvil, una esquirla de la carcasa, hallado en el locutorio de Zougam. Además de resultar inverosímil que se encuentre el trocito de plástico que faltaba en la carcasa del teléfono hallado en la bolsa, la policía dijo que se trataba de una Motorola Triumph, pero según las imágenes difundidas por la cadena norteamericana ABC es un Mitsubishi Trium 110. Como dice “El Mundo” sin ph.
Por otra parte, la detención de Zougam resulta sospechosa. No es normal que sabiendo que era vigilado por la policía, que su locutorio estaba intervenido, que había hablado por teléfono con el dirigente de Al Qaeda encarcelado Abu Dahdah seis días antes de los atentados y que habían encontrado una mochila con un móvil que llevaba directamente a él permaneciera en su locutorio y no intentara huir.
Tampoco es muy lógico, así lo destaca el reportaje de referencia, el comportamiento del supuesto cerebro de los atentados, Sherhane ben Abdelmajid Fakhet, "El tunecino", que vivía en un piso alquilado que abandonó poco antes del 11-M sin pagar, lo que le costó una denuncia del propietario, que por cierto, no entiende por qué la Policía no ha registrado la vivienda a pesar de que está lleno de papeles y otros documentos. Y lo mismo sucede con la casa de Morata de Tajuña, en la que presuntamente se planearon los atentados. La Policía tenía vigilada la casa desde hacía tiempo por las denuncias de los vecinos –se creía que se traficaba con droga y objetos robados- y en ella vivía otro de los supuestos autores de los atentados, Jamal Ahmidan, "El Chino", un delincuente de poca monta condenado en Marruecos por un asesinato relacionado con el narcotráfico y cuya ficha está en todos los servicios policiales del mundo.
El asalto del piso de Leganés
Y luego llega lo de Leganés. Los habitantes de la vivienda habían sido reconocidos por comerciantes de la zona a través de las fotografías distribuidas a los medios de comunicación días antes del sábado 3 de abril, por lo que no es cierto que se les localizara a través de las llamadas de teléfonos móviles. Los rostros de los habitantes de la casa eran conocidos por todo Madrid, pero ellos seguían viviendo en la casa tranquilamente. Y el sábado, 24 horas después de que se encontrara una bomba en las vías del AVE en Toledo con una mecha de 130 metros, los GEOS reciben la orden de asaltar el piso de Leganés. Una operación curiosa. Todos los vecinos vieron a los agentes de paisano vigilando la casa, por lo que era un secreto a voces que los terroristas estaban localizados.
Además, según los propios GEOS, la operación no se realizó según el protocolo de actuación. No se esperó la llegada del negociador para hablar con los terroristas, no se llamó a un intérprete, no se esperaron las horas precisas para debilitarlos , no se intentó pactar la entrega y se ordenó el asalto, desoyendo la opinión de los GEOS. Los terroristas murieron y desapareció la oportunidad de que su testimonio sirviera para esclarecer lo ocurrido el 11-M.