LD (EFE) El niño de doce años Abdalá Qurán, residente en el campo de refugiados palestinos de Balata, portaba sin saberlo diez kilos de dinamita. Había sido engañado por los terroristas de "Tanzim", que pretendían hacerle estallar con la carga.
Qurán, que solía ofrecerse a la gente para cargar equipajes y llevar encomiendas a través del cruce de Aguara, fue detenido tras despertar las sospechas de una soldado de guardia. Abdalá habría muerto como un suicida, ya que los terroristas pretendían hacer estallar la carga explosiva mediante un teléfono móvil justo cuando el menor se encontrara en una barrera de control que el Ejército israelí tiene instalada en el citado cruce.
El subdirector de Informaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Guidón Meir, dijo desconocer por qué las autoridades militares no permitieron que la prensa entrevistara al niño, que fue devuelto este lunes a sus padres después de ser interrogado. Abdalá declaró a los militares israelíes: "Llegué a la barrera como todos los días y me puse a ofrecer mis servicios a la gente. Algunos pusieron sus paquetes en mi carro y esperé a que lo hicieran otros, porque les cobro por bulto; no sé quien puso los explosivos".
Este tipo se servicios han proliferado en los últimos meses debido al cerco militar que rige sobre las ciudades y pueblos palestinos de Cisjordania, y generalmente los prestan niños y adolescentes. Con carros que ellos mismos arrastran, y a veces con plataformas tiradas por asnos, trasladan las encomiendas de un lado al otro de las barreras, lo que evita a los interesados la necesidad de esperar, a veces durante horas, para pasarlas y entregarlas.