L D (EFE) El español Carlos Moyá consideró que se la ha tratado injustamente, y que si en vez de ser él hubiera sido el estadounidense Andre Agassi o un jugador australiano, la organización del Abierto de Australia le hubiera proporcionado un día más para poder recuperarse de la lesión del tobillo derecho y no tener que retirarse sin pisar la pista.
Moyá partía como séptimo cabeza de serie de este primer Grand Slam de la temporada, en el que fue finalista en 1997 contra Pete Sampras, dándose a conocer al mundo, y en el que se ganó las simpatías del público australiano por su juego y al despedirse con aquel célebre "hasta luego, Lucas". Siempre ha dicho el mallorquín que toda su carrera empezó aquí y que le debe mucho a este torneo, pero este lunes comprobó, muy a su pesar, que después de haber dado tanto la respuesta que ha recibido no ha sido ni la correcta, ni la que él esperaba. "Es una decisión dura, pero es lo mejor para mí porque estamos empezando el año y no es cuestión de arriesgar", dijo Moyá, "aparte me dolía y aunque el tobillo está mejor que este domingo y que hace dos días, veo difícil ganar así un partido a Blake al mejor de cinco sets".
El jugador español se había proclamado campeón del torneo de Madras hace dos semanas y después de ganar nueve partidos seguidos se enfrentó al australiano Lleyton Hewitt en la final de Sydney el sábado. Con 3-3 en el marcador se torció el tobillo al golpear de derecha y abandonó luego con 4-3. Poco después un reconocimiento médico en el hospital confirmaba que tenía un fuerte esguince, grado entre 1 y 2, en el ligamento lateral externo del tobillo (ligamento peroneo astragalino anterior).
Tras el entrenamiento matinal de este lunes, junto a su nuevo preparador físico, Juan Antonio Martorell, y su entrenador, Joan Bosch, Moyá confirmaba que no podía seguir adelante y que aunque se encontraba en un gran momento de forma, no podía arriesgar en una temporada en la que tiene grandes aspiraciones y a la vuelta de la esquina el compromiso de la Copa Davis contra la República Checa en Brno. "He decidido que era mejor dejarlo", señaló el mallorquín con pena, "pero todos los doctores que he visto me han dicho que si hubiera tenido un día más libre habría tenido bastantes posibilidades de jugar mañana".
La organización del torneo Moyá había señalado que aunque recibió la petición del jugador de retrasar su partido no había podido aceptarla porque el sorteo y el orden del día ya estaba preparado. "Eso es mentira", comentó Moyá indignado, "el sorteo no se había hecho público todavía, pero supongo que no les interesaba por cualquier otra cosa. Si hubieran querido cambiarlo lo podían haber hecho, el médico incluso llamó desde Sydney". "Aparte de injusto veo que no se protege a los jugadores que somos los principales actores en esto", continuó Moyá.
"Ningún jugador ha tenido problemas cuando ha sufrido una lesión y en mi caso se ha producido jugando una final en un torneo que era preparativo para este. Ellos viven de nosotros, creo que podían haber hecho algo más". "Aunque yo sea un jugador que esté entre los diez primeros no es lo mismo que me pase a mí o a Agassi o a uno de los australianos, sin duda. Siempre he elogiado a este torneo, lo he tenido entre mis favoritos y en mi corazón, pero a veces pasan cosas como éstas", se lamentó el mallorquín quien consideró que "en teoría tendrían que proteger más a los jugadores" y que en este caso se había sentido "bastante indefenso". "Es verdad que era uno de los jugadores que estaba más en forma, y que llegaba con mucha confianza y tenía posibilidades de hacerlo bien", dijo Moyá, "pero eso nunca se sabe".
Moyá queda ahora libre y preparado para el equipo de Copa Davis, en el que salvo que su lesión empeore parece fijo junto con Juan Carlos Ferrero. "Ahora sólo me queda pensar en esto y a recuperarme lo antes posible", dijo el mallorquín que continuará con el pie vendado y con tratamiento de hielo para prevenir.