(Libertad Digital) Sería difícil exponer los vaticinios de Jaime Mayor acerca del acercamiento entre Batasuna-ETA y el PNV. Pero en los dos últimos meses adelantó lo que ahora está sucediendo, el pacto abierto, la oferta lanzada en rueda de prensa por el representante de un partido que ya no existe y de un grupo parlamentario que, pese a la prohibición del Tribunal Supremo, sigue votando en la Cámara vasca gracias al desafío de Juan María Atutxa a la Justicia.
Nada más empezar el mes de octubre, Mayor Oreja dijo que el Plan Ibarretxe "va a echar al PNV del Gobierno vasco por estar en una plataforma político-electoral con ETA y eso va significar el final del nacionalismo en el Gobierno vasco". Tras el vaticinio –del que se cumple ya la primera parte– reclamó paciencia porque "el Estado de Derecho es implacable pero necesita tiempo". Lo dijo durante unas jornadas tituladas "Democracia y Libertad" que se celebraron en la Universidad de Alcalá de Henares. La precipitación –defecto que siempre ha achacado a ETA cuando él era ministro del Interior para reflejar cómo la banda se estaba debilitando– es lo que, a su juicio, busca el Plan Ibarretxe. De hecho, repitió en su discurso, "es el mayor riesgo al que tenemos que saber hacer frente en los próximos meses".
Poco después, el día 28 del mismo mes de octubre, explicó una sencilla ecuación que ya tiene despejadas las incógnitas: "Si en Estella hubo acuerdo PNV-ETA", en las próximas autonómicas "habrá reparto de poder". Esta vez, sus palabras fueron oídas en el seno del partido y en una rueda de prensa posterior celebrada en Bilbao. Añadió que "cuando haya acuerdo, habrá elecciones en las que se dará un sí a ETA y se buscará un no a España. No lo dirán, pero esa será la realidad". Hubo más juicios que empiezan a cumplirse. Explicó que en el próximo año político "el PNV tratará de dar la sensación de que no ocurre nada e intentará una anestesia general de la sociedad vasca". Pero detrás de todo ello, matizó hace más de dos meses, "estará la mentira, el lío con los tribunales y el conflicto" como superficie. Y "en la profundidad, estará la negociación entre ETA y el PNV".
En declaraciones a Radio Nacional de España, pidió a los oyentes que recordaran un escenario bien conocido: "¿Qué decía el PNV cuando habían acordado con ETA el famoso acuerdo que luego se escenificaría parcialmente en Estella?¿Quién dijo la verdad y quién mintió?". Después resumió lo que supone el Plan Ibarretxe: "un camino del Gobierno vasco hacia el encuentro con ETA".
Sin embargo, sus augurios para Cataluña fueron criticados desde dentro del partido –lo hicieron Arenas y Piqué, con distintos matices–. Conviene repetir su reflexión pronunciada en la convención nacional de presidentes y secretarios generales del PP: "Hoy por hoy tenemos la herencia de ETA y la herencia de Pujol, la primera es el Plan Ibarretxe y la otra es la posibilidad de que Esquerra Republicana de Cataluña sea el árbitro del gobierno de Cataluña y entre la herencia de ETA y la herencia de Pujol hay más conexión que entre ETA y Pujol". Días después, en declaraciones a "La Mañana" de la COPE, Mayor Oreja explicó que él era "el primero en lamentar esa situación y esas extrañas interpretaciones".
En la misma entrevista, Jaime Mayor detalló los cuatro grandes riesgos de lo que es el Plan Ibarretxe. La "inacción" ("aquello de que no hay que hacer nada hasta dentro de un año"), "contagio" (recordó ya la importancia de la independentista ERC en las elecciones catalanas), la "mezquindad en el seno de la izquierda española" (que dicen no al Plan Ibarretxe pero le echamos la culpa a Aznar"), y el "menosprecio" (cuando se quita importancia al nacionalismo vasco por ser una cosa de "aldeanos").
Pero mucho antes, el 8 de marzo de 2003, alertó sobre el “riesgo de contaminación” de las ideas socialistas en el País Vasco con el proyecto de Maragall, ahora presidente de la Generalitat gracias al apoyo de ERC. De hecho advirtió un “contagio” entre ambos nacionalismos. Era una conferencia pronunciada en el Club Siglo XXI bajo el título "Un proyecto político para España: el fortalecimiento democrático". Allí, Mayor Oreja advirtió que esta "doble vía" podría "alterar totalmente el modelo de Estado" consagrado por la Constitución.