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Schroeder consigue que el Parlamento alemán apruebe su reforma laboral

La reforma laboral obtuvo los votos a favor de las filas rojiverdes, frente a los contrarios de la oposición.

LD (EFE) La ley prevé la equiparación entre los parados crónicos y los perceptores de asistencia social, a los que además se exigirá aceptar cualquier puesto de trabajo, incluidos los denominados mini-empleos.

En la categoría de parados crónicos, o de larga duración, se entrará tras agotarse el periodo de plenas prestaciones de desempleo establecido en un año, ampliable a 18 meses para mayores de 55 años –hasta ahora, el tope era de 32 meses–. Asimismo, se pretende agilizar el funcionamiento de las oficinas de empleo, que dejarán de ser meras administradoras del desempleo para convertirse en mediadoras de ofertas de trabajo.

La aprobación de la ley estuvo precedida por un tira y afloja entre el canciller, Gerhard Schroeder, y el ala izquierda de su Partido Socialdemócrata (SPD), que consideraba injusta la reforma. El rechazo de ese sector ponía en peligro la aprobación en el Bundestag con una mayoría propia de las filas roji-verdes, cuestión que se resolvió con la introducción de algunas modificaciones que suavizaban la presión a los parados crónicos.

Tras una accidentada votación -hubo que repetirla, pues se mezclaron los contenidos de dos urnas- el proyecto obtuvo el respaldo de los socialdemócratas y verdes, salvo la abstención de un verde, y el rechazo de la oposición. El canciller alemán, Gerhard Schroeder, ganó así el primer asalto de sus reformas, pero se quedó lejos de ganar la carrera completa, pues la oposición anunció que rechazará el proyecto en la segunda cámara.

Para el canciller, lograr el apoyo de los suyos se había convertido en la cuestión que debía decidir sobre su futuro político, pues él mismo había condicionado su permanencia en el cargo a la "obediencia" de los disputados de su coalición.

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