LD (Agencias) El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución de la ONU sobre Irak, la 1.483, propuesta por EEUU, el Reino Unido y España, con la que se pone fin a las sanciones contra el país, se anuncia el fin del programa "Petróleo por Alimentos" en un plazo de seis meses y se reconoce la autoridad y las responsabilidades de las tropas angloamericanas como potencias ocupantes. El Consejo revisará la situación dentro de un año. El texto se aprobó por catorce votos a favor y ninguno en contra, pero con la abstención de Siria, cuyo embajador no asistió a la sesión.
La resolución recoge la expresión "papel vital" para la ONU, utilizada por el primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente estadounidense George Bush, en la "ayuda humanitaria, la reconstrucción de Irak, la restauración y establecimiento de instituciones nacionales y locales para un Gobierno representativo", según reza el borrador presentado por Washington. En virtud del texto, el representante especial de la ONU para Irak que nombre el secretario general, Kofi Annan, trabajará "intensivamente" con las fuerzas británico-estadounidenses en los esfuerzos hacia un gobierno iraquí representativo.
Además, coordinará la ayuda humanitaria y a la reconstrucción y promoverá el retorno de los refugiados, los derechos humanos y la reconstrucción de una capacidad administrativa, judicial y de policía civil en el país. El refuerzo del papel de la ONU en el Irak de posguerra ha sido uno de los factores que han convencido a Francia, Rusia, China y Alemania opuestos a la guerra en Irak (y los tres primeros con derecho de veto en el Consejo), a respaldar esta nueva resolución que fija las bases de la nueva administración del país.
No obstante, el texto reconoce a las fuerzas angloamericanas como la "Autoridad", en virtud de sus "autoridades responsabilidades y obligaciones" como "potencias ocupantes". Además, recoge la posibilidad de que otros países trabajen bajo la "Autoridad", y señala que estos últimos no serán potencias ocupantes. La "Autoridad" estará encargada de promover el "bienestar" de los iraquíes con una "administración efectiva del territorio", especialmente con el objetivo de restaurar "las condiciones de seguridad y estabilidad" que hagan posible la elección de un Gobierno iraquí.
El documento deja firmemente la reconstrucción de Irak y el manejo de su industria petrolera en manos de EEUU y Reino Unido. La resolución subraya también el derecho de los iraquíes a "determinar libremente su propio futuro político y el control de sus recursos naturales" y espera que el autogobierno pueda llegar "lo antes posible". Asimismo, recoge la posibilidad de crear una administración provisional controlada por iraquíes y que conviva con la "Autoridad" de las fuerzas ocupantes.
El texto aprobado pone fin al embargo internacional contra Irak, vigente desde la invasión de Kuwait en 1990, con excepción de las ventas de armas. De ese modo, las ventas de petróleo, gas y otros recursos pasarán a regirse por las leyes del mercado, bajo la supervisión de un Consejo Internacional Asesor y Supervisor y sus ingresos se destinarán a un Fondo de Desarrollo para Irak, con excepción de un cinco por ciento que irá al Fondo de Compensaciones de guerra establecido tras el conflicto de 1991, sobre todo en beneficio de Kuwait.
La resolución pide a Kofi Annan que trasfiera al Fondo de Desarrollo una primera partida de 1.000 millones de dólares, procedentes de cuentas del programa “Petróleo por Alimentos”. El dinero del Fondo se desembolsará bajo la dirección de la "Autoridad" para financiar la reconstrucción, el desarme, la ayuda humanitaria, la administración civil y cualquier otro fin que beneficie al pueblo iraquí. El texto saluda los esfuerzos del Club de París para estudiar una reestructuración de la deuda iraquí y hace un llamamiento a todos los Estados a responder a las peticiones de ayuda humanitaria por parte de la ONU, así como a facilitar el retorno al país del patrimonio cultural iraquí.
Finalmente, la resolución insta a la comunidad internacional a no servir de refugio a responsables del régimen de Sadam Husein y apela a la congelación inmediata de todos los fondos relacionados con el ex dictador, su familia o corporaciones o entidades afines al régimen.
La resolución recoge la expresión "papel vital" para la ONU, utilizada por el primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente estadounidense George Bush, en la "ayuda humanitaria, la reconstrucción de Irak, la restauración y establecimiento de instituciones nacionales y locales para un Gobierno representativo", según reza el borrador presentado por Washington. En virtud del texto, el representante especial de la ONU para Irak que nombre el secretario general, Kofi Annan, trabajará "intensivamente" con las fuerzas británico-estadounidenses en los esfuerzos hacia un gobierno iraquí representativo.
Además, coordinará la ayuda humanitaria y a la reconstrucción y promoverá el retorno de los refugiados, los derechos humanos y la reconstrucción de una capacidad administrativa, judicial y de policía civil en el país. El refuerzo del papel de la ONU en el Irak de posguerra ha sido uno de los factores que han convencido a Francia, Rusia, China y Alemania opuestos a la guerra en Irak (y los tres primeros con derecho de veto en el Consejo), a respaldar esta nueva resolución que fija las bases de la nueva administración del país.
No obstante, el texto reconoce a las fuerzas angloamericanas como la "Autoridad", en virtud de sus "autoridades responsabilidades y obligaciones" como "potencias ocupantes". Además, recoge la posibilidad de que otros países trabajen bajo la "Autoridad", y señala que estos últimos no serán potencias ocupantes. La "Autoridad" estará encargada de promover el "bienestar" de los iraquíes con una "administración efectiva del territorio", especialmente con el objetivo de restaurar "las condiciones de seguridad y estabilidad" que hagan posible la elección de un Gobierno iraquí.
El documento deja firmemente la reconstrucción de Irak y el manejo de su industria petrolera en manos de EEUU y Reino Unido. La resolución subraya también el derecho de los iraquíes a "determinar libremente su propio futuro político y el control de sus recursos naturales" y espera que el autogobierno pueda llegar "lo antes posible". Asimismo, recoge la posibilidad de crear una administración provisional controlada por iraquíes y que conviva con la "Autoridad" de las fuerzas ocupantes.
El texto aprobado pone fin al embargo internacional contra Irak, vigente desde la invasión de Kuwait en 1990, con excepción de las ventas de armas. De ese modo, las ventas de petróleo, gas y otros recursos pasarán a regirse por las leyes del mercado, bajo la supervisión de un Consejo Internacional Asesor y Supervisor y sus ingresos se destinarán a un Fondo de Desarrollo para Irak, con excepción de un cinco por ciento que irá al Fondo de Compensaciones de guerra establecido tras el conflicto de 1991, sobre todo en beneficio de Kuwait.
La resolución pide a Kofi Annan que trasfiera al Fondo de Desarrollo una primera partida de 1.000 millones de dólares, procedentes de cuentas del programa “Petróleo por Alimentos”. El dinero del Fondo se desembolsará bajo la dirección de la "Autoridad" para financiar la reconstrucción, el desarme, la ayuda humanitaria, la administración civil y cualquier otro fin que beneficie al pueblo iraquí. El texto saluda los esfuerzos del Club de París para estudiar una reestructuración de la deuda iraquí y hace un llamamiento a todos los Estados a responder a las peticiones de ayuda humanitaria por parte de la ONU, así como a facilitar el retorno al país del patrimonio cultural iraquí.
Finalmente, la resolución insta a la comunidad internacional a no servir de refugio a responsables del régimen de Sadam Husein y apela a la congelación inmediata de todos los fondos relacionados con el ex dictador, su familia o corporaciones o entidades afines al régimen.